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Hoy desperté y no había color frente a mis ojos. Hoy no hay color en mi vida.
Todo es blanco y negro. Luz y oscuridad. Café y leche sin mezclar. Petróleo sobre nieve. Dálmatas y cebras.
El blanco de tus ojos tras el negro de tus pupilas...
Me pongo los audífonos, elijo la canción, cierro los ojos e imagino que llueve... Que llueve rocío, que huele a tierra mojada... Que la lluvia viene, suave y pasa desapercibida mientras limpia las conciencias... Que llena de lágrimas los ojos de los que están en las calles y aclara sus mentes... Que llueve gris, que llueve un punto medio donde conciliar los desatinos; que llueve gris para opacar los miedos...
Y mientras imagino el gris cayendo silente desde el cielo, te recuerdo despacio... Muy despacito... Para que tu recuerdo me alcance sin golpearme y no me haga daño... Te recuerdo despacio para no asustar tu memoria... Para que no se me terminen de desdibujar las líneas de tu boca en cada beso, para que no se me evaporen los pétalos de tu aroma, para que no se me desvanezcan las burbujas llenas del sonido de tu voz al decir mi nombre, para que no se me dañe la gramática al recordar tus desvaríos, para que mis dedos no olviden la temperatura de tu piel...
Te recuerdo despacio... Muy despacito...
Y tu recuerdo hoy no desentona, tu recuerdo sin colores es hoy perfecto. Tus medias sonrisas en matices de gris hoy son un bálsamo... Hoy sólo es lógico que me invites a comer helado de stracciatella y que me dejes lamer tus dedos cuando se derrita y descienda por el cono de la barquilla...
Hoy sólo es lógico recordarte despacio... Muy despacito... Porque sólo así alcanzo a percibir ese antíguo olor tuyo a cigarros mentolados a las 3 de la madrugada... Amargo aroma... Como el de tus verdades omitidas... Como el de tus palabras a quemarropa...
...
La canción termina y no ha llovido... No llovió y los colores han vuelto... No vino el gris a suavizar pasiones...
Pero lo bueno de recordarte despacio, muy despacito, es que te quedas conmigo por el resto del día... Y me harás compañia desde tu mundo descolorido, ese que va tan bien contigo.
Siempre he pensado que te ves aun más hermoso en blanco y negro...
Y ahora, aquí, al final del día; reposo mi cabeza en la almohada y te observo desvanecerte de mi mente... Nunca te quedas a pasar la noche...
Y te odiaré despacio... Muy despacito... Porque así quizás mi voz te alcance en sueños y pienses en mi en la intimidad de tus noches.
E incluso quizás...
Me recuerdes en blanco y negro...
Amapola...